martes, 3 de marzo de 2009

El Traspiés Cinegético de un Prepotente

EL TRASPIÉS CINEGÉTICO DE UN PREPOTENTE

Autor: Geromín

Sirvan estas líneas para rendir homenaje político póstumo a Mariano Fernández Bermejo, luchador infatigable por las libertades humanas, demócrata intachable, fiel cumplidor y defensor de la legalidad vigente, que vivió por y para mejorar los derechos de los ciudadanos, de talante dialogante y comprensivo, trabajador hasta el límite de sus fuerzas, para modernizar la administración de justicia en España, pero que no pudo ver finalizado su innovador proyecto ante los ataques feroces e injustificados de la ultraderecha española que no admitía esta conducta progresista y solidaria, acabando con su brillante trayectoria política.
Probablemente, estas frases u otras similares, serán las que se intenten difundir e inculcar, transcurridos unos años, por los historiadores y escritores “progres”, para relatar el paso de este individuo por el Ministerio de Justicia.
Con estas líneas, pretendo dejar constancia escrita de una realidad objetiva que, desgraciadamente, se suele olvidar muy pronto, sobre todo si los medios de comunicación se encargan de intoxicar al pueblo, como estamos comprobando permanentemente.
La estancia del Sr. Fernández Bermejo en el Ministerio de Justicia ha estado marcada por sus frecuentes bravuconadas, actitudes chulescas, ofensas, caprichos y desprecios hacia los ciudadanos en general, que somos los que le hemos pagado su salario, y a los funcionarios de ese Departamento en particular.
Voy a relatar brevemente los episodios más curiosos protagonizados por este individuo, al que me voy a permitir calificar de “presunto delincuente” según el significado que la Real Academia de la Lengua atribuye a esta frase y al reconocimiento expreso y público, por él manifestado, del delito cometido. Para describir su deplorable comportamiento podemos hacer tres diferentes apartados.
En primer lugar, sus declaraciones y manifestaciones públicas, dignas de ser consideradas conjuntamente como el paradigma de la prepotencia y la incongruencia. En segundo término, su paso por el Ministerio que puede compararse con la irrupción de un elefante en una cacharrería y, finalmente, su afición cinegética, tan impropia de un “rojo” como él se define, mediante la que da rienda suelta a sus instintos pacifistas.

De las declaraciones, la primera perla a considerar fue su intervención en el Congreso de los Diputados, afirmando solemne y rotundamente que: “él había luchado primero contra los franquistas y ahora le tocaba luchar contra los hijos de los franquistas”, en clara alusión a José María Michavila, diputado que le había planteado la pregunta parlamentaria, cuyo padre había sido militar de alta graduación en el régimen de Franco. En esta demagógica respuesta, le cegó el odio africano que siente por la derecha y, en especial, por este diputado que había osado cesarle como luego se verá, pero se vio traicionado por la memoria, al olvidar que el “presunto delincuente” es hijo del que fue Alcalde y Jefe Local del Movimiento de Arenas de San Pedro durante el régimen de Franco; es decir, según su afirmación debe encontrarse en lucha permanente consigo mismo. Probablemente, este conflicto interno sea una de las causas de sus desequilibrios psicológicos y de comportamiento.
Lo que está claro es que tuvo buen profesor para desarrollar tal talante despótico, chulesco y prepotente del que ha hecho gala durante su permanencia en el Gobierno.
Otra afirmación apoteósica y sin desperdicio, estuvo relacionada con la huelga que los cazadores plantearon hace un año, con motivo de la nueva ley de Patrimonio Natural y a los que se permitió definirlos como “figurantes de La Escopeta Nacional que invitan a las grandes fortunas a sus cotos privados y tienen nostalgia del NO-DO”. Curiosamente ahora, nos hemos enterado de que el “presunto delincuente” ha participado habitualmente en esas monterías junto a los que él define como grandes fortunas. En sus escasos momentos de descanso, no le vendría nada mal que visionara los capítulos del NO-DO, que El Mundo distribuyó el pasado año, para estar a tono con sus compañeros de cacería.
Otra perlita verbal fue su respuesta final, el pasado día 18 de febrero, en el Congreso de los Diputados, a una serie de preguntas del partido popular relativas a la célebre cacería, diciendo a voz en grito: “Yo no dimito ni dimitiré jamás porque tengo que trabajar para mi país, cosa que Uds. no hacen”. Su Grupo Parlamentario le despidió con una gran ovación, al grito de “¡Torero!, ¡torero!”. Si hubiese prevalecido la sensatez sobre su soberbia y hubiese mirado al banco azul, donde se sientan los miembros del Gobierno, se habría dado cuenta de que se encontraba solo, signo premonitorio de que ya era un cadáver político, pero una vez más su prepotencia le traicionó y le dejó en ridículo ante la opinión pública.
Y para terminar con estas manifestaciones, en su despedida del cargo, se permitió decir, con un rostro indescriptible, reflejo de su estado anímico, que: “Se encontraba muy bien, porque iba a trabajar menos y cobrar lo mismo”. Los ciudadanos también se lo agradecemos, porque trabajadores como él, son más útiles a la nación cuando están en el paro, a poder ser indefinidamente.

Antes de relatar su paso por el Ministerio de Justicia, es oportuno señalar que, en base únicamente a sus maniobras políticas, desempeñó el cargo de Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, en el que también dejó sus señas de identidad, según manifiestan los funcionarios de esa institución que le recuerdan con un vago de mal carácter. Fue cesado por José María Michavila y pasó al Tribunal Supremo donde siguió “trabajando” sin descanso.
Su “primera gran actuación” en el Departamento fue la reforma del piso oficial al que se trasladó a vivir, que costó 250.000 euros al erario público; es decir, dilapidó esa cantidad proveniente de los impuestos que pagamos los ciudadanos. Lo llamativo del caso es que en esa misma residencia habían vivido anteriormente otros ministros que manifestaron su conformidad con el estado de la misma. Una característica de estos “rojos” del siglo XXI es que dicen admirar los barrios obreros, pero en cuanto pueden se construyen mansiones lujosas en zonas residenciales. Véase el ejemplo de lo que se conoce como “Villa PSOE”.
Siguiendo con sus logros, hay que hacer mención al consenso que consiguió entre todos los funcionarios de justicia que le convocaron una huelga general, denunciando la lamentable y penosa situación de la justicia en España. Como sucede siempre, este hecho se intentó presentar como un movimiento desestabilizador de la derecha, pero al final, y presionado por el Gobierno, visto el éxito de la convocatoria y la paralización de los asuntos judiciales, no tuvo otro remedio que reunirse con los huelguistas y aceptar una serie de reivindicaciones que no ha cumplido, como es habitual en este individuo, lo que ha dado lugar al planteamiento de nuevas movilizaciones.
Otro éxito a contabilizar en su haber, fue su pasividad manifiesta ante la presentación de candidaturas de ANV a las elecciones locales celebradas en el año 2007. El “presunto delincuente” se excusaba diciendo que esperaba pruebas definitivas que le permitieran presentar el oportuno recurso. La realidad es que éste no se presentó y merced a la actitud de este fiscal, garante del cumplimiento de la ley, los terroristas están presentes en las instituciones locales y reciben subvenciones públicas para financiar sus actividades delictivas y seguir privando de libertad al pueblo vasco.
En esta línea de desatinos, se enfrentó igualmente a la judicatura que venían denunciando el lamentable estado de la justicia y la intromisión constante del poder ejecutivo en sus actuaciones. Para frenar esta iniciativa, convocó una serie de reuniones de trabajo, a las que él no asistía, con la pretensión de ganar tiempo sin resolver nada. Evidentemente, las asociaciones judiciales captaron la estrategia y decidieron convocar una huelga a desarrollar en dos fases. Rápidamente, los medios de comunicación afines al Gobierno la tildaron de irresponsable y fuera de lugar, cuando se estaba en plena negociación. La primera parte de la huelga se llevó a cabo con gran éxito a pesar de las amenazas recibidas. Este hecho enervó todavía más al “presunto delincuente” que respondió con la amenaza de tramitar una ley antihuelga, como medida de conciliación.

El último capítulo a analizar es su afición cinegética que ha sido la guinda a su desastrosa trayectoria política. En este campo merece destacarse lo acontecido el pasado día 8 de febrero. En esa fecha, “el presunto delincuente” en compañía de Baltasar Garzón, otro personaje de dudosa moralidad, al que dedicaré unas líneas en otro artículo, se fueron a compartir afición cinegética al coto jiennense de Cabeza Prieta, sin recato alguno, teniendo en cuenta que el Sr. Garzón estaba instruyendo un sumario relativo a una posible trama de corrupción que afectaba al partido popular. Es más que probable que durante el fin de semana, ambos individuos programasen las futuras actuaciones judiciales teniendo como referencia las elecciones del País Vasco y Galicia a celebrar el próximo día 1 de marzo, con la inestimable ayuda de Juan Antonio González García, Comisario Jefe de la Policía Judicial, con quien compartieron mesa y mantel. Este hecho escandaloso, que define la catadura moral de estos personajes, ha sido el detonante final. Forzado por el aluvión de críticas recibidas, incluidas las de sus propios compañeros de partido, tuvo que reconocer públicamente la “inoportunidad” del encuentro. Pero para agravar más este comportamiento, resulta que el “presunto delincuente” infringió lo dispuesto en la Ley 8/2003, de 28 de octubre, que exige licencia para cazar en Andalucía. Una vez más intentó disculparse diciendo que creía estar en Castilla-La Mancha, cuando el coto en cuestión se encuentra a 150 kilómetros de esta Comunidad Autónoma.
Abierto el “melón” cinegético, han salido a la luz pública otras veleidades del “presunto delincuente”. Nos hemos enterado de que también solía satisfacer sus bajos instintos, en la finca Quintos de Mora, propiedad del Estado, en la que está prohibido cazar, a excepción de los animales que, por motivos biológicos, son abatidos por los funcionarios responsables de su mantenimiento.
Lo que queda claro es que este individuo ignora y desprecia las leyes, como buen “demócrata”, cuando éstas le impiden desarrollar sus aficiones.
También hemos conocido sus participaciones en monterías celebradas en Santo Domingo de Silos, en la finca Peñas Blancas (Cuidad Real), en “El Sotillo” (Badajoz) y en otras varias. En todas ellas, cual personaje de García Berlanga, acompañado, por supuesto, de esas grandes fortunas, a las que se refería el “presunto delincuente” en sus declaraciones.
El precio medio por asistir a una montería de esta naturaleza es de 6.000 euros y por pieza abatida se pagan 3.000 euros, lo que supone un coste promedio, por persona, de 15.000 euros.
La pregunta que se hace el ciudadano es: ¿Quién ha pagado estas cantidades?
Lo más probable es que el “presunto delincuente” acudiese invitado por alguno de los asistentes que luego se lo cobraría con otro tipo de favores. Este hecho que para cualquier funcionario público sería tipificado como cohecho, y por tanto expedientado y juzgado, para este individuo entra dentro de la normalidad.
Sirva como anécdota, que en una de estas cacerías, acudió acompañado de su esposa, también funcionaria, con la que aparece en diversas fotos, bailando alegremente, cuando ella se encontraba de baja laboral por problemas de espalda que la impedían acudir al trabajo. Una pareja ejemplar y respetuosa con la legalidad vigente como corresponde a un fiscal honesto, elevado a la categoría de Ministro por Rodríguez Zapatero, y demócrata que vela por los derechos de los ciudadanos.

Aunque al lector, todo lo relatado en estas líneas, le pueda parecer inverosímil, puedo prometer y prometo, como decía otro político, que es totalmente verídico, como puede corroborarse consultando en las hemerotecas. Probablemente faltarán por reseñar otras declaraciones o actuaciones, pero estimo que lo expuesto es suficiente para valorar la catadura moral de este personaje.
Sin ser profesional ni experto en psiquiatría, esta contradicción manifiesta entre lo que dice y lo que hace, puede deberse, en mi modesta opinión, a dos posibles causas. La primera, de fácil diagnóstico, es que se trata de un caradura sin escrúpulos, en cuyo caso no tiene tratamiento dado su origen genético, y la segunda podría ser que sufriera un trastorno bipolar que entonces necesitaría internamiento hospitalario.
Lo que sí me permitiría aconsejarle es que, en primer lugar, siga sin aparecer por la provincia de Murcia, por la que es diputado “cunero” y a la que no ha regresado al no tener cotos de caza mayor, y en segundo lugar, que se cuide de sus problemas digestivos porque se van a agravar con la llegada de la primavera y por la ausencia de invitaciones “gratis total” para participar en esas fastuosas monterías.
Por cierto, un cargo de asesor en los gobiernos de Raúl Castro o de Hugo Chaves podría ser un destino ideal para desarrollar y poner en práctica su pensamiento político.
Lo penoso de la situación es que individuos de tamaña bajeza lleguen al poder, abusen de su posición, ignoren las leyes, se permitan dar clases de democracia y cuando les echan, obligados por las circunstancias, no tengan ninguna responsabilidad penal.


Madrid, 28 de febrero de 2009