lunes, 6 de junio de 2011

El Sindicato de la "Ceja"

Autor: Geromín

Cuando en el año 2003 se inicia la guerra de Irak por motivos estrictamente económicos, como suele suceder siempre, y España, junto con el resto de los países europeos, apoyó esta decisión, la “progresía nacional” se movilizó inmediatamente y adoptó una postura pacifista en contra de la guerra. No había evento artístico o de cualquier otra naturaleza en que no aparecieran los “titiriteros” con su célebre pegatina del “No a la guerra” y expresaran su condena a la violencia. Llegaron a conseguir que los ciudadanos tuviesen sentido de culpabilidad por la barbaridad que había cometido el gobierno de José Mª Aznar participando en lo que ellos calificaban de genocidio, cuando la realidad es que la presencia de tropas españolas en ese país fue puramente testimonial.
En línea con esta actitud que evidentemente había sido debidamente planificada por el partido socialista para erosionar al gobierno con vistas a las elecciones generales del año siguiente, la primera medida que adoptó Rodríguez Zapatero nada más llegar al gobierno, fue ordenar la retirada unilateral de las tropas españolas de Irak. Este comportamiento supuso para España el inicio del ostracismo internacional, al que estamos sometidos desde entonces, pero el efecto mediático se había conseguido.
Los promotores de este movimiento pacifista a la vista del éxito obtenido, decidieron unir sus esfuerzos y ampliar su apoyo al gobierno constituyendo el denominado “Sindicato de la Ceja” en alusión a su logotipo facial, y al que se afiliaron gran parte del mundo de la farándula, salvo honrosas y dignas excepciones que no se plegaron a los designios de los promotores aun a riesgo de perder las subvenciones públicas, como denunció el cantante Loquillo.
Evidentemente este apoyo no fue desinteresado ni gratuito, pues a partir de ese momento empezaron a recoger los frutos de su posicionamiento.
Por un lado, las subvenciones al moribundo cine español se multiplicaron de forma escandalosa, hasta el punto de que en el año 2010 superaron los 85 millones de euros, cuando la recaudación en taquilla de todas las películas españolas no llegó a los 70 millones. Estas dádivas pueden alcanzar hasta el 50% del presupuesto de la película con un tope de 1,2 millones de euros por film. Como prueba evidente del despilfarro hay que reseñar que, el 40% de las películas subvencionadas, no llegaron a estrenarse o tuvieron menos de 100 espectadores.
Por otro lado, la Sociedad General de Autores de España (SGAE) se convirtió, en connivencia con el gobierno socialista, en una segunda Agencia Tributaria cobrando unos supuestos derechos de autor en cualquier evento o lugar en que escucha música o se consultasen libros. Su osadía la llevó a cobrar en hospitales, centros de tercera edad, fiestas familiares, bibliotecas, etc.
Para seguir llenando las alforjas de los “pacifistas”, el Parlamento, con el apoyo inexplicable del partido popular, dio otra vuelta de tornillo aprobando el canon digital y posibilitando el cierre de páginas web que pudieran ser sospechosas de reproducir canciones o películas. Este impuesto, similar al IVA, debemos pagarlo todos los ciudadanos al adquirir cualquier equipo que pueda tener tal posibilidad, independientemente de si se hace o no uso de ella. Recientemente, este atropello ha sufrido serios reveses judiciales. El Tribunal Europeo de Justicia lo ha declarado ilegal y la Audiencia Nacional ha anulado la orden que desarrollaba este atraco. Pero los recaudadores siguen a lo suyo ante la pasividad escandalosa de un gobierno que, siempre se manifiesta muy respetuoso con las decisiones judiciales, pero que nunca hace nada para que se cumplan cuando éstas no son de su agrado.
Sirva de orientación resaltar que la recaudación de la SGAE en el año 2010 ha sido de 341 millones de euros, con un incremento sostenido del 9% durante los últimos años, para disfrute de los “pacifistas”.
Me permitiría recordar a este sindicato, amante de la vida, que en ningún momento hicieron manifestación alguna, particular o de forma colectiva, sobre los crímenes de ETA que son tan reprobables como las guerras.
Cuando en el año 2009 se recrudece la guerra de Afganistán, el gobierno socialista para congraciarse con Barak Obama, que de forma sorprendente se había convertido en la referencia política de Rodríguez Zapatero modifica su posición pacifista y decide incrementar en 2.000 hombres la presencia española en ese país. Ante este giro inesperado del gobierno, los miembros del “Sindicato de la Ceja” a los que podríamos denominar “cejiangulados” porque se encuentran a caballo entre los ungulados y los unguiculados, es decir, con uñas y con pezuñas, se encontraron descolocados y permanecieron mudos. Se intentó desesperadamente justificar este cambio de actitud recurriendo a uno de los muchos eufemismos que utilizan los políticos. La palabra guerra desaparece del lenguaje socialista y se sustituye por “misión de ayuda humanitaria” o “misión de paz” para el pueblo afgano.
Curiosamente, en el transcurso de esta “misión de ayuda humanitaria” han fallecido 93 militares españoles mientras que en la terrible guerra de Irak solo hubo 12 muertos.
Pero no termina aquí el drama para los “pacifistas” ya que en el presente año se produce otro acontecimiento militar como es el caso de Libia en el que las potencias occidentales, a instancias de Francia, deciden derribar a un gobierno legalmente establecido apoyando a unos rebeldes, sin ideología definida, reclutados por los servicios secretos franceses para desestabilizar el régimen, para lo cual bombardean al pueblo libio provocando victimas civiles y militares, lo que se denomina “daños colaterales”.
La realidad es que como en el caso de Irak existen unos fuertes intereses económicos franceses que peligraban por la inclinación de Gadafi a no depender de Francia y derivar hacia España e Italia. Si hubiera sido verdad el motivo alegado por los agresores, creo que Siria, Arabia Saudí, Irán, Marruecos, Yemen, etc. tienen regímenes autoritarios similares o peores a los de Libia y se han producido represiones gubernamentales, sin reacción alguna de la OTAN porque, en mi opinión, sus intereses energéticos están asegurados o no existen.
Una vez más, el gobierno socialista, en su nueva postura belicista, ha decidido participar en el conflicto ante el absoluto mutismo de los “titiriteros” que se han encerrado en sus lujosas guaridas, y ni uno solo ha tenido la dignidad suficiente de expresarse al efecto.
Descrita a grandes rasgos la penosa trayectoria del Sindicato de la Ceja, voy a centrarme ahora en analizar los perfiles personales de sus miembros que, aunque parezca inverosímil, responden a un patrón común y poseen características específicas muy similares.
* En primer lugar, lo que les une a todos ellos es su pasión enfermiza por el dinero. Como todo “nuevo rico” necesitan hacer manifestaciones ostentosas de sus bienes materiales, adquiriendo mansiones de gran lujo, yates deslumbrantes, vehículos de altas prestaciones, etc. Son capaces de renunciar a cualquier ideología o posicionamiento moral con tal de no perder su “status” económico. Podríamos citar las de Antonio Banderas en la Costa del Sol, edificada, en parte, sobre zona marítimo terrestre; la de Ana Belén y Víctor Manuel, por cierto construida también en terrenos no urbanizables pero recalificados irregularmente por el compañero Arturo Bagur, Alcalde de la localidad de Mahón; las de Miguel Bosé, Pedro Almodóvar, Javier Barden, etc.
Para defender e incrementar estos patrimonios personales y como prueba de solidaridad con sus compatriotas más desfavorecidos, suelen fijar su residencia en el extranjero o gestionar sus bienes a través de una SICAV, como el caso de Pedro Almodóvar, que son sociedades de inversión que cotizan a la hacienda pública solamente el 1% de sus plusvalías.
Estos comunistas de nuevo cuño no han tenido jamás una ideología definida sino más bien aquella que podríamos definir como la de “arrimarse al sol que más calienta”. Actualmente parece ser que la referencia a seguir es la de Teodulfo Lagunero, un comunista clásico, compañero de aventuras de Santiago Carrillo que en un momento determinado de su existencia decidió colaborar con los execrables fascistas del régimen anterior y llevó a cabo dos “pelotazos” inmobiliarios, como fueron el de Nueva Sierra de Madrid, en el pantano de Entrepeñas y el de El Encinar del Alberche en el pantano de San Juan, que le proporcionaron cuantiosas ganancias con las que se construyó una mansión de lujo en la Costa del Sol donde actualmente disfruta de las aberraciones del sistema capitalista.
Podrían haber seguido el ejemplo de Marcelino Camacho que defendió sus ideas en un entorno más hostil, como era el régimen anterior, y falleció con su jersey de punto sin lujosas posesiones.
Me gustaría recordar a los “cejiangulados” que el comunismo que, teóricamente predican y en el que se sienten identificados, es una doctrina política que propugna una organización social en la que los bienes son propiedad común.
* La segunda característica de los miembros del sindicato es su incoherencia y desfachatez o por expresarlo en términos populares su “caradura”. Sus comportamientos suelen ir en dirección contraria a sus discursos. Pedir ejemplaridad y coherencia entre las ideas y la realidad o entre la teoría y la práctica es, para ellos, una impertinencia propia de la gente de derechas. Según esto, D. Quijote era de derechas cuando afirmaba: “Dad crédito a los hechos y no a las palabras”.
Dicen defender la enseñanza pública, pero educan a sus hijos en los colegios privados más elitistas y en universidades privadas extranjeras.
Dicen defender los transportes públicos, pero sus desplazamientos los realizan en vehículos de alta gama o en aviones privados. Jamás se ha visto a un miembro del Sindicato viajar en metro o en autobús.
Dicen defender la sanidad pública, pero sus problemas de salud los solucionan en hospitales privados. El caso más reciente lo tenemos con el nacimiento del hijo del “rojo” Javier Bardem que ha tenido lugar en el Hospital Sinaí de Los Ángeles, probablemente uno de los más lujosos y caros de los Estados Unidos. Ha perdido una excelente ocasión de demostrar la honestidad de su pensamiento político habiendo acudido a Cuba para este acontecimiento: ese paraíso de libertades en el que el pueblo disfruta de un régimen político al que no se cansa de alabar en cuanto tiene ocasión pero que se niega a disfrutar.
Dicen que les encanta vivir en los barrios obreros y rodearse de sus gentes, pero en cuanto sus posibilidades económicas se lo permiten se trasladan a vivir a los barrios residenciales en lujosas mansiones. Tomás Gómez, en cuanto fue elegido secretario general de los socialistas madrileños abandonó Parla y se trasladó al barrio de Salamanca “para poder atender mejor sus nuevas obligaciones”. Debe ser muy duro para ellos verse todos los días rodeados de fascistas reaccionarios, pero pienso que lo hacen en aras del sacrificio para tratar de convertirlos a su ideología. Como dice Esperanza Aguirre, critican el modelo urbanístico de la derecha pero la mayoría de ellos viven en municipios gobernados por el partido popular.
* Otra de las “cualidades” de los sindicalistas es su sectarismo. Todo aquello que no sea acorde con su línea de pensamiento es demonizado y tachado de fascista y reaccionario. Acallan y vituperan a todo el que no sigue su línea y planteamientos. Son intolerantes con los pensamientos discrepantes. Dogmatizan sobre cualquier tema y el que osa enfrentarse a ellos es enviado a los infiernos, vejado y calumniado.
Calificativos como: racista, homófobo, retrógrado, reaccionario, intolerante, machista o fascista los tienen permanentemente en la punta de la lengua y los aplican con una facilidad pasmosa para desacreditar al disidente. No están abiertos a la discusión o al debate, más bien sienten una cierta aversión al mismo.
Por si lo desconocen les informaría que el término fascista, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, significa persona intolerante. ¿No serán ellos los verdaderos fascistas?
* Finalmente, los “cejiangulados” pretender convertirse en referencia moral y ética para los ciudadanos con el apoyo cobarde de algunos medios de comunicación.
Ante esta situación me pregunto:
¿Qué lecciones de ética me pueden dar individuos como Guillermo Toledo, Pilar Bardem, el Gran Wyoming, Joaquín Sabina, Moncho Alpuente, etc., que hasta hace poco tiempo venían ensalzando las bondades del consumo de drogas causando un terrible e irreparable daño a la juventud?
¿Qué clases de honestidad y coherencia transmiten personas como José Sacristán, Juan Diego, Juan Echanove, Ana Belén, Pepa Flores, etc., que durante el régimen anterior protagonizaron multitud de películas sin sufrir veto alguno, disfrutaron de las prebendas del momento, e incluso, suplicaban ser invitados a los ágapes oficiales que organizaba el anterior Jefe del Estado?
No recuerdo manifestación alguna de estos artistas defendiendo sus ideas políticas en esa etapa de su vida, ni tampoco que presentaran objeción a representar a personajes muy distantes de su ideario político. Más bien, se comportaban como dóciles corderitos temerosos de perder alguno de los privilegios de los que gozaban.
¿Qué valores morales pueden aportar individuos como Víctor Manuel que en el año 1966 compuso y dedicó una canción a Francisco Franco titulada: “Un Gran Hombre” cuya letra no me resisto a reproducir para dejar constancia escrita de su espectacular giro de identidad política?

Hay un país
que la guerra marcó sin piedad.
Ese país
de cenizas logró resurgir.
Años costó
su tributo a la guerra pagar.
Hoy consiguió
que se admire y respete su paz.
No, no conocí
el azote de aquella invasión.
Vivo feliz
en la tierra que aquél levantó.
Gracias le doy
al gran hombre que supo alejar
esa invasión
que la senda venía a cambiar.
Otros vendrán
que el camino no habrán de labrar.
Él lo labró
a los otros les toca sembrar.
Otros vendrán,
el camino más limpio hallarán.
Deben seguir
por la senda que aquél nos marcó.
No han de ocultar,
hacia el hombre que nos trajo esta paz,
su admiración.
Y por favor pido siga esta paz.

MORALEJA
Considero que a la vista de lo relatado, los ciudadanos debemos plantar cara a estos individuos componentes del “Sindicato de la Ceja” que han dado muestras más que suficientes de su ínfima calidad humana.
Hay que enfrentarse sin complejos, sin temor a sus calificativos, sin miedo a ser denostado por ellos. Han copado todos los lugares de influencia en la sociedad pero, personalmente, pienso que son minoría.
Hay que echar coraje y desenmascararlos porque detrás de sus amenazas no hay más que pura inflación históricamente oportunista.
Nuestra libertad intelectual está en juego, nos jugamos el modelo de sociedad y a su descomposición y destrucción que cada vez apunta más a otro modelo frívolo carente de valores morales.




Madrid, 5 de junio de 2011