domingo, 8 de mayo de 2011

La 2ª Republica (IV parte)

Autor: Geromín
INTRODUCCIÓN
Para completar esta serie de artículos destinados a describir lo acontecido durante la 2ª República, me ha parecido oportuno incluir unas breves semblanzas biográficas de los personajes que, en mi opinión, tuvieron un papel decisivo en el fracaso y hundimiento de este experimento que, en un principio, fue recibido por el pueblo español como una oportunidad para mejorar su situación cultural, social, económica y política, después de una etapa bastante dolorosa para nuestro país como consecuencia de la pérdida de las colonias y de las guerras carlistas.
La 2ª República ha gozado en décadas recientes de una fama inmerecida fomentada por las organizaciones e intelectuales filocomunistas con el fin de desvirtuar la realidad de los hechos que demuestran claramente cómo fue el partido comunista, siguiendo escrupulosamente las órdenes de Stalin, que intentó imponer el modelo soviético en nuestro país al amparo de un teórico sistema democrático de libertades.
Es curioso observar cómo personas que se consideran historiadores se han prestado a este juego para manipular una realidad incontestable culpando exclusivamente a la derecha reaccionaria del fracaso del proyecto republicano.
Creo que a la vista de los sucesos y comportamientos descritos en los artículos anteriores, los únicos culpables reales fueron: por un lado, el partido comunista y las organizaciones sindicales anarquistas y socialistas que desde el primer momento se plantearon un proyecto diferente; y por otro, los máximos responsables de los distintos gobiernos que no supieron estar a la altura de las circunstancias o que, en el fondo, estaban de acuerdo con el rumbo que tomaban los acontecimientos.
Fueron tales las barbaridades que se cometieron en nombre de la República que los países europeos se dieron cuenta inmediatamente de que lo que se estaba jugando en España era muy diferente a lo que se pregonaba desde las instituciones oficiales.
Los intelectuales que habían sido los padres espirituales del nuevo régimen se desengañaron, sintiéndose defraudados por la orientación totalitaria y la barbarie que se iba adueñando de la situación y, en muchos casos, tuvieron que salir de España para salvar sus propias vidas. El pueblo también se sintió engañado al comprobar que no se cumplía nada de lo prometido; más bien al contrario, vieron recortados sus derechos y libertades con las nuevas leyes aprobadas en defensa de la República. Este caldo de cultivo fue el que dio lugar a la sublevación militar y a la posterior derrota republicana.
Los máximos responsables, en mi opinión, de este desastre fueron: Manuel Azaña, Francisco Largo Caballero y Juan Negrín que, desde los cargos que ocuparon, pudieron y debieron haber tomado las medidas necesarias para reconducir el régimen hacia un verdadero sistema de libertades. En sus escritos y memorias han intentado, posteriormente, exculparse de sus responsabilidades en un ejercicio desmesurado de hipocresía, en especial Manuel Azaña.
Lejos de mi ánimo está escribir una biografía de estos personajes pues ya existen muchas y, además, no me considero dispuesto a ello. Solamente intentaré resumir, lo más brevemente posible, la personalidad de cada uno de ellos y sus actuaciones más nefastas para la República.
El rasgo común que les identifica es su forma sectaria de gobernar, adueñándose de la República como un patrimonio personal, despreciando al adversario político y vulnerando la legislación vigente cuando ésta no era acorde con sus planteamientos.
Por el contrario, si tuviese que definir a cada uno de ellos, diría que Azaña es el gobernante inoperante, cargado de cinismo; Largo Caballero es el revolucionario coherente, preso de su honestidad y Negrín sería el corrupto impenitente, autor de la gran estafa.

MANUEL AZAÑA DÍAZ

Escribir sobre este personaje resulta harto difícil dada su complejidad. Es una persona que ha desatado los odios y las adhesiones más viscerales convirtiéndose en la figura más polémica de este periodo histórico.
Para definir y explicar su comportamiento humano y político sólo caben dos posibilidades. La primera es que se trataba de un individuo que sufría un trastorno bipolar, motivado por una infancia, adolescencia y juventud bastante desgraciada como luego veremos. Esta enfermedad mental se caracteriza por un estado de ánimo en el que se alternan periodos de depresión con otros de manías y, en general, las personas afectadas suelen ser narcisistas y autodestructivas. La segunda, es que era uno de los mayores hipócritas y cínicos de la historia. Sus actos no se correspondían en ningún momento con sus discursos o escritos que, muy astutamente, elaboraba de forma casi simultánea.
Personalmente, me inclino por la segunda hipótesis sin descartar en absoluto la primera, ya que una vez sucedidos los acontecimientos era consciente del daño provocado y bien en sus diarios, o bien a través de alguna obra literaria intentaba eludir su responsabilidad.
No voy a entrar a juzgar su faceta como escritor pues se escapa a la finalidad de este artículo.
Nacido en Alcalá de Henares en el seno de una familia acomodada se quedó huérfano de padre y madre siendo niño, quedando al cuidado de su abuela. Estudió en el Colegio de los Agustinos en San Lorenzo de El Escorial. Se doctoró en Derecho y amplió estudios en Francia. Ante la situación económica de la familia se presentó a las oposiciones del Ministerio de Justicia llegando a ser Jefe del Registro de Últimas Voluntades.
A partir de este momento comienza su etapa pública convirtiéndose en Secretario del Ateneo de Madrid llegando a ser, posteriormente, Presidente del mismo. Se presentó a las elecciones en los años 1918 y 1923 no obteniendo escaño parlamentario.
En el año 1929, casi con 50 años de edad, se casó, en la iglesia de Los Jerónimos, con Dolores Rivas, de 24 años, hermana de su íntimo y único amigo Cipriano. No tuvo hijos.
En el año 1932, ingresó en la logia masónica de la calle del Príncipe en busca de poder ya que, según él mismo relata, despreciaba la parafernalia de sus reuniones y actos.
Fue Ministro de la Guerra en el 1er gobierno de la República en el año 1931 y posteriormente, ese mismo año, Jefe del Gobierno hasta 1934 en que la coalición de gobierno perdió las elecciones. En el año 1936 y después del triunfo del Frente Popular pasó a ser Presidente de la República hasta marzo de 1939 en que renunció al cargo.
Falleció en Montauban (Francia) en el año 1940, en circunstancias bastante atípicas pues solicitó la presencia del obispo Theas para confesar y comulgar, lo que hizo besando el crucifijo y diciendo repetidamente:”Jesús, piedad, misericordia”.
En el aspecto personal hay que decir que su juventud fue bastante atormentada por el complejo que le causaba su aspecto físico. Era gordo, pálido, con verrugas y su vista era deficiente lo que le obligaba a llevar gafas. Estas circunstancias le impedían mantener relaciones normales con las mujeres. Ello unido a la amistad enfermiza que sentía por Cipriano Rivas y a sus gustos extravagantes, motivaron que se le tachara de homosexual. Cuando en el año 1940 Cipriano fue apresado por las tropas francesas y entregado a las autoridades españolas para ser juzgado, se llevó un gran disgusto del que no se sobrepuso y sufrió un derrame cerebral que fue el preludio de su muerte.
Azaña era un soberbio insoportable que despreciaba al resto de los intelectuales, en especial a Ortega. Sufría frecuentes crisis personales y padecía una cobardía patológica que se vería a lo largo de su trayectoria como gobernante.
Sus grandes dotes como orador le permitían encubrir estas deficiencias.
Madariaga lo definió como: “Intelectual fracasado que vierte su odio sobre la sociedad que no le ha comprendido. Tiene una sensibilidad enfermiza con una faceta femenina en su carácter”.
Unamuno dijo de él: “Cuidado con Azaña que es un escritor sin lectores capaz de hacer una revolución para tenerlos”.
Considero que ambos intelectuales conocían muy bien al personaje.
Como he mencionado anteriormente, su labor de gobierno se caracterizó por el sectarismo, el anticlericalismo y la frivolidad con que afrontaba los acontecimientos.
Nada más tomar posesión como Ministro de la Guerra, en mayo de 1931, se inició la quema de conventos en Madrid que posteriormente se extendió a Valencia y Andalucía. La reacción de Azaña ante este brote de violencia injustificada fue pronunciar una de sus frases grandilocuentes: “Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano”. Este tipo de comportamiento fue el que marcó su trayectoria como gobernante, y abrió los ojos a los anarquistas y comunistas sobre la impunidad y libertad que iban a tener en sus actuaciones desestabilizadoras.
Cuando en octubre de 1931 se aprueban los artículos de la Constitución sobre la libertad religiosa, se despacha con otra frase feliz: “España ha dejado de ser católica”, y anota en su diario personal que es un asunto de poca importancia.
Con el fin de controlar a sus adversarios políticos presentó al Parlamento la Ley de Defensa de la República que le permitía censurar y cerrar las publicaciones que no fueran de su agrado, lo que le posibilitó todavía más aplicar sectariamente la ley.
Inició una reforma del Ejército con agresividad y desprecio hacia los militares, cerrando además la Academia General Militar de Zaragoza.
Al producirse el levantamiento anarquista de Casas Viejas, en enero de 1933, ordenó al capitán que mandaba las tropas: “Nada de prisioneros ni heridos, tiros a la barriga”.
Utilizó fondos públicos para ayudar a los grupos revolucionarios de Portugal tal y como pudo demostrarse en la Comisión del Parlamento, pero no se tomaron medidas contra él.
Cuando en el año 1933 el gobierno perdió las elecciones, propuso al Presidente Alcalá Zamora llevar a cabo un pronunciamiento civil para anular los resultados y nombrar nuevo gobierno, según consta en las Memorias de D. Niceto.
En el año 1934, bajo el gobierno de Alejandro Lerroux llevó a cabo todo tipo de maquinaciones contra el gobierno. En primer lugar, con el partido socialista, y así figura en las actas de su ejecutiva, para realizar un pronunciamiento que sería seguido de una huelga general. Este partido estaba inmerso en la preparación de la sublevación de Asturias y no tuvo en cuenta la propuesta. Seguidamente, y durante su estancia en Barcelona, apoyando la declaración de independencia de Cataluña que llevó a cabo Luís Companys que debería ser el núcleo de la nueva república. Ante el fracaso de este intento, rápidamente escribió “Mi rebelión en Barcelona” en la que se exculpaba de cualquier participación en esa maniobra. Para su desgracia el comandante republicano Jesús Pérez Salas, escribió “España en guerra”, donde aporta todo tipo de información sobre la participación de Azaña en el pronunciamiento. Finalmente, urdió la trama del estraperlo para hundir a Alejandro Lerroux lo que consiguió y provocó la convocatoria de elecciones generales para el año 1936.
Como fácilmente puede deducirse de lo expuesto, en esta primera etapa se dedicó a atacar a la iglesia católica, al ejército y a sus adversarios políticos, permitiendo todo tipo de desmanes y tropelías a las patrullas de milicianos y despreocupándose de los problemas reales de los ciudadanos. Eso sí acompañado de grandes frases con las que intentaba dar otra imagen, como las siguientes:
“No hay Estado digno de este nombre, sin sus bases fundacionales, cuales son: el orden, la competencia y la responsabilidad”.
“Todos los españoles tenemos el mismo destino, cualesquiera que sean su religión, credo político o trabajo”.
Buen ejercicio de hipocresía en una persona que nunca hacía lo que decía. Podría haber leído a D. Quijote cuando afirmaba: “Dad crédito a los hechos y no a las palabras”.
Tras los resultados de las elecciones de febrero de 1936, Azaña volvió al gobierno y lo primero que hizo fue maquinar la destitución de Alcalá Zamora y conseguir que le nombraran Presidente de la República, lo que sucedió el 10 de mayo de 1936. Su toma de posesión fue una exhibición de lujo comparable con las de la corona británica. Se habilitó el Palacio Real como residencia permanente; el Palacio de Riofrío para los fines de semana y Villa Piquío en Santander para los veraneos. Tristemente para él no pudo disfrutar de estas mansiones.
Los hechos que sucedieron durante el periodo de tiempo en que fue Presidente de la República han quedado relatados en el artículo anterior. Como ya quedó expuesto, la evolución de los acontecimientos militares provocó que el gobierno se trasladase a Valencia. Azaña, no obstante, haciendo gala de su cobardía enfermiza se fue a Barcelona y a los pocos días al Monasterio de Montserrat, donde permaneció hasta fin de año en que por fin se trasladó a Valencia. Durante estos dos meses parece ser que tuvo una de sus crisis depresivas. Hasta su exilio a Francia deambuló por distintas localidades. Visto el desarrollo de la guerra y la previsible derrota del bando republicano, comenzó una nueva etapa en la que buscó desesperadamente la ayuda extranjera para terminar con la guerra, sobre todo de Francia e Inglaterra, pero no tuvo éxito dado el descrédito que había acumulado el régimen republicano. Destituyó a Largo Caballero y nombró a Juan Negrín como jefe de gobierno en la confianza de éste que podría alcanzar algún pacto con los sublevados, sin darse cuenta de que Negrín era el hombre de Stalin para dirigir su proyecto. Entre abril y mayo de 1937 escribió su obra más famosa titulada: “La velada de Benicarló” en la que, una vez más, hizo un nuevo ejercicio de hipocresía al manifestar su amor a la libertad y a España. Relató con detalle los crímenes de las milicias del Frente Popular, la confusión y el caos que reinaba en la zona republicana y el incalificable comportamiento de Companys. Intentó buscar culpables de la situación entre sus distintos colaboradores, pero en ningún momento se paró a pensar que él era la máxima autoridad de la República y que, cuando tenía que haber puesto orden en su zona, se dedicó a mirar para otro lado, a hundir a sus adversarios políticos y a disfrutar de las barbaridades y atropellos que se cometían en nombre de la República.
Durante el año 1938 siguió en esta nueva línea pacifista bajo el lema de “Paz, piedad y perdón”, alegando el peligro que corría España si no se detenía la guerra.
Entretanto había entregado un millón de francos franceses a su cuñado Cipriano Rivas para que le preparase el exilio en Francia.
En febrero de 1939 pasó a Francia y a pesar de las presiones se negó a volver a su “querida” España bajo el pretexto de que había que conservar las instituciones que el pueblo había elegido para, en su día, retornar a un régimen de libertades.
El 27 de febrero de 1939 remitió una carta a Diego Martínez Barrio, Presidente de las Cortes en la que dimitía de su cargo ante la esterilidad de sus esfuerzos para obtener un acuerdo de paz y la carencia de órganos de consejo y de acción, indispensables para la función presidencial. Una vez más, salía a relucir el cinismo de D. Manuel que a lo largo de su trayectoria política jamás había contado con nadie, considerándose como Luís XIV que decía: “El Estado soy yo”.
El resto del año 1939 se dedicó a sus aficiones literarias escribiendo novelas y ensayos en los que volvía a criticar acerbamente lo sucedido en la zona republicana, olvidándose en todo momento que él había sido el máximo responsable.
Las discrepancias con Negrin habían sido permanentes, dados los diferentes planteamientos de ambos en relación con el final de la guerra y el apoyo de las potencias extranjeras. Su preocupación postrera por la situación de los refugiados choca abiertamente con su actuación como responsable político en la que despreció a las masas, y así lo expresó públicamente y lo dejó plasmado en sus escritos. Sirva como ejemplo la frase que figura en su diario: “Vivo solo para mí. Amo mucho las cosas y cas¡ nada a los prójimos”.
El final de su existencia fue bastante triste como ya se ha expuesto anteriormente y su delicado estado de salud le impidió viajar a México donde le habían ofrecido asilo político como al resto de políticos republicanos.
En el expediente que se le abrió en España de depuración de responsabilidades políticas fue calificado de: enemigo del ejército, de la religión y de la patria, pervertido sexual, masón y marxista. No andaba muy descaminado el juez instructor.

FRANCISCO LARGO CABALLERO

Este personaje es la antítesis del anterior en lo que se refiere a la claridad y honestidad de su posicionamiento. Desde el primer momento de su andadura política mantuvo y defendió una postura revolucionaria, y así lo expresó en sus apariciones públicas. En ningún instante engañó a nadie, ni cambió el rumbo de su trayectoria, más bien al contrario se fue afianzando en sus planteamientos y radicalizando su mensaje. Siempre se definió como totalitario y consideraba que la democracia era un medio para conseguir sus fines. Esta forma clara y decidida de defender sus ideas, no sometiéndose a imposiciones externas, le costó la salida del gobierno y el abandono de sus compañeros al final de su existencia.
Aunque políticamente me encuentro muy distanciado de Largo Caballero, creo que debería ser un ejemplo de honestidad para toda la clase política tan habituada a otros comportamientos más obscenos.
Nacido en Madrid, en el seno de una familia humilde, le tocó trabajar desde muy joven, por lo que puede ser considerado como un autodidacta. Con veinte años se afilió a la UGT y posteriormente al PSOE, siendo uno de los colaboradores más directos de Pablo Iglesias. Participó en todos los movimientos revolucionarios de la época y por ello fue encarcelado en varias ocasiones. En 1918 fue elegido secretario general de la UGT. En la dictadura de Primo de Rivera fue nombrado Consejero de Estado colaborando con el régimen. Formó parte del 1er gobierno de la República, como Ministro de Trabajo. Elegido presidente del PSOE se enfrentó en numerosas ocasiones al sector moderado del partido en el que se encontraban Besteiro y Prieto como figuras destacadas. Esta postura radical y revolucionaria le valió el apelativo de “Lenin español”.
La pérdida de las elecciones del año 1933 le hizo pasar a la oposición donde radicalizó más su postura política alejándose, definitivamente, de las posiciones dialogantes o posibilistas.
En febrero de 1934 se puso al frente del Comité Nacional Revolucionario, constituido para atentar contra la legalidad republicana. Sus actuaciones culminaron con la Revolución de Asturias de octubre de 1934 que había preparado y dirigido. Al fracasar esta sublevación fue encarcelado, juzgado y condenado a 30 años de prisión pero como sucede con todos los políticos, salió pronto en libertad.
En septiembre de 1936 fue encargado de formar gobierno reservándose la cartera de la Guerra. Permaneció en este puesto hasta marzo de 1937 en que fue cesado por Azaña al no obedecer las órdenes de Stalin para ilegalizar el POUM. Ello supuso el declive de su carrera política.
En octubre de 1937 fue expulsado de la UGT acusado de no abonar las cuotas. Apartado de la política abandonó España a principios de 1939 instalándose en Francia donde fue capturado por los alemanes que le internaron en un campo de concentración en el que permaneció hasta 1945.
Abandonado por sus compañeros y sin dinero no pudo trasladarse a México, falleciendo en un hospital de París el 23 de marzo de 1946, víctima de un coma diabético después de haberle sido amputada una pierna. Estaba solo y con las alforjas vacías a diferencia de otros “camaradas”.
Madariaga dijo de él: “Te humillaron no los burgueses, sino los socialistas amigos de los comunistas y de Moscú a quien no quisiste obedecer”.
Para que quede clara su ideología sin tener que recurrir a la interpretación de historiadores voy a transcribir literalmente algunas de sus manifestaciones públicas que creo hablan por sí solas de su posicionamiento.
“Si los socialistas somos derrotados en las urnas iremos a la violencia, pues antes que el fascismo preferimos la anarquía y el caos”. (Murcia 1932).
“Quiero decirles a las derechas que si triunfan tendremos que ir a la guerra civil declarada”. (Alicante 1936).
“La democracia es incompatible con el socialismo. La transformación de un país no puede hacerse echando papeletas en las urnas”. (Madrid 1936).
“Sépanlo bien nuestros amigos y enemigos. La clase trabajadora no renuncia de ninguna manera a la conquista del poder de la manera que pueda”. (Congreso de los Diputados).
“Hay que apoderarse del poder político, pero la revolución se hace violentamente: luchando y no con discursos”. (Congreso de los Diputados).
“Vamos a la revolución social, mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad y en tal caso, camaradas, habrá que obtenerlo por la violencia”. (Congreso de los Diputados).
“El partido socialista no es un partido reformista. Cuando ha habido necesidad de romper con la legalidad, se rompe sin ningún reparo ni escrúpulo”. (Congreso de los Diputados).
Considero que estos ejemplos son más que suficientes para conocer su pensamiento.
Durante su permanencia como jefe de gobierno desde septiembre de 1936 a marzo de 1937 fue el responsable directo o indirecto de unos hechos muy graves que ensombrecen su trayectoria personal.
La primera medida que se adoptó nada más llegar al gobierno fue la aprobación de un decreto que permitía, en caso de emergencia, el traslado de las reservas de oro del Banco de España. Parece ser que la ejecución inmediata de esta disposición por parte de Juan Negrín se hizo con nocturnidad y alevosía sin su conocimiento, y así lo ha dejado escrito en sus Recuerdos. Personalmente, me inclino por su versión, teniendo en cuenta su sinceridad y el trato que, posteriormente, recibió de la Unión Soviética.
Otro de los puntos negros de su gestión fue la creación de las checas a imagen y semejanza de las existentes en la Unión Soviética. En este caso fue el responsable máximo de los crímenes que tuvieron lugar en estos siniestros lugares. Sólo en Madrid, en el periodo septiembre-diciembre fueron asesinadas más de 12.000 personas.
Hay tres casos emblemáticos que definen cómo se actuaba y se hacía desaparecer a los enemigos políticos de Largo Caballero.
Ángel Aldecoa era un magistrado que había juzgado un asunto relacionado con Largo Caballero. Como la sentencia no le había gustado al dictador acabó fusilado.
Marcelino Valentín Gamazo, Fiscal General de la República, había acusado a Largo Caballero de ser el responsable de la Revolución de Asturias y por tanto había pedido para él 30 años de prisión. Fue apresado con sus tres hijos y todos aparecieron muertos en Tévar (Cuenca).
Gumersindo de la Gándara, Capitán de la Guardia de Asalto, había mandado la tropa en los sucesos de Casas Viejas. Declaró en el juicio que había recibido la orden de Azaña de disparar a la barriga. Igualmente fue fusilado a pesar de su lealtad a la República.
En marzo de 1937, Stalin cursó la orden de aniquilar todas las organizaciones troskistas que existían en Europa, entre las que se encontraba el POUM. Largo Caballero se opuso a la ilegalización de este partido lo que le costó la jefatura del gobierno, siendo destituido por Azaña que nombró a Juan Negrín que siguió, al pie de la letra, las instrucciones soviéticas.
A partir de este momento se inició el declive político de Largo Caballero que no volvió a ejercer puestos de responsabilidad.
Como en el caso de Azaña considero que su actuación política, en general, fue muy perjudicial para el régimen republicano, aunque en su favor haya que decir que intentó profesionalizar el ejército, rodeándose de generales expertos, y defendió la independencia de España.

JUAN NEGRÍN LÓPEZ

Este individuo podría calificarse como el gran estafador y el mayor corrupto de la etapa que estamos describiendo, y así lo definió Francisco Olaya Morales en su libro “La Gran Estafa”. Robó al Estado, robó al pueblo, mató al Estado, mató al pueblo que servía a ese Estado. Mientras miles de millones de pesetas robados yacían en bancos suizos o americanos, como luego veremos, cientos de miles de españoles casi morían de hambre en los campos de concentración franceses. Vivió como un rajá a costa del erario público, no rindió cuentas a nadie del dinero de todos los españoles.
Debido a su servilismo a Stalin durante su etapa de gobierno, ha gozado de una buena imagen, defendida por historiadores filocomunistas que para mí, y por lo que se relata a continuación, es insostenible, pero al Sr. Rodríguez Zapatero debe parecerle la referencia a seguir y le ha rehabilitado como socialista.
Nacido en 1892 en Las Palmas de Gran Canaria, en el seno de una familia católica acomodada. Estudió medicina en Alemania especializándose en Fisiología, adquiriendo cierta notoriedad. Se casó con María Mijailova perteneciente a una rica familia rusa. Tuvo tres hijos y se unió sentimentalmente con Feliciana López, asistente suya. Ya en Madrid, fue discípulo de Ramón y Cajal y maestro de Severo Ochoa y Grande Covián, entre otros. Obtuvo la catedra de Fisiología de la Universidad Central de Madrid.
Después de una brillante trayectoria científica, en 1929 se afilia al PSOE y entra de lleno en la política. Obtiene acta de diputado y comienza una andadura que culmina en el año 1937 cuando es nombrado Presidente del Gobierno, cargo que mantiene hasta el año 1945 en el que es invitado a dimitir. Al año siguiente es expulsado del PSOE por sus propios compañeros. Después de un deambular por México y Londres se traslada a vivir a París, donde fallece el año 1956.
Para definir su personalidad y dando por hecho que era una persona inteligente como lo demostró en la primera etapa de su vida, podemos decir que era bulímico, pues su obsesión por comer le hacía tomar aspirinas en abundancia para devolver y seguir comiendo. También eran sonadas sus frecuentes escapadas a París acompañado de señoritas con cargo a los fondos públicos, según ha relatado Largo Caballero en sus Recuerdos porque le tenía que cubrir estas ausencias.
Sus compañeros se han expresado de la forma siguiente:
Diego Abad de Santillán (anarquista) afirmó:
“Si el gobierno Negrín hubiese tenido que responder de su gestión política, económica y financiera, habría tenido que terminar ante un pelotón de fusilamiento”.
Luís Arasquistain (socialista) dijo:
“Es el hombre de gobierno más funesto e irresponsable que España ha tenido desde hace siglos”
Largo Caballero (socialista) manifestó:
“¿Qué va a hacer España con hombres como Negrín, sin escrúpulos, sin conciencia, guiados por el rencor, el odio, el espíritu de venganza, osado y sin ética?”
Jiménez de Asua (socialista) expuso:
“Cuando los refugiados sufren más de lo que sufrieron en España; cuando perecen de hambre y frío; cuando no tienen posibilidades de mantener a los suyos, el Sr. Negrín rodeado de un séquito de 40 personas emprende un viaje a México en el yate de lujo Normandie, en clase de lujo, con los fondos públicos que fueron robados a esos desgraciados que defendieron al Gobierno con el sacrificio de sus vidas”.
Manuel Azaña (republicano) dijo:
“No ha servido Ud. para ganar la guerra ni para perderla. En cuanto a su humanidad la pongo en duda”.
Su verdadera acción política comienza en el mes de septiembre de 1936 en el que es nombrado Ministro de Hacienda en el gobierno de Largo Caballero. Nada más llegar al cargo prepara la entrega de las reservas de oro del Banco de España a Stalin. Operación que lleva a cabo de forma totalmente ilegal, pues el Banco de España no era banco público y no se podía disponer de sus reservas. Lo hizo amparado en un decreto que le autorizaba a trasladar estas reservas si las condiciones bélicas lo aconsejaban, que no era el caso.
En marzo de 1937 y ante las presiones de Stalin, Azaña cesa a Largo Caballero como Presidente de Gobierno y nombra a Negrín que sí acepta acatar las órdenes del dictador.
La llegada de Negrín a la jefatura del Gobierno rodeado de incondicionales y nulidades políticas supone el principio de una época de poder personal a las órdenes de Stalin. Anuló todos los órganos constitucionales, degradó la vida pública y envileció las relaciones políticas. Acaparó el comercio exterior e interior a través de la sociedad Campsa-Gentibus que había creado para su beneficio personal.
Permitió que agentes soviéticos secuestrasen, torturasen y asesinasen a Andrés Nin, máximo dirigente del POUM, que era lo exigido por Stalin. Para mayor escarnio, divulgó y defendió ante los medios de comunicación que habían sido los agentes de la Gestapo los que habían llevado a cabo este crimen. Igualmente intentó que el resto de los líderes del POUM fuesen juzgados y condenados.
La firma del Pacto de Munich entre las potencias europeas, en el año 1938, supone que España deja de ser objetivo prioritario para la Unión Soviética que está más interesada en llegar a un acuerdo con Alemania, por lo que Negrín se ve abandonado a su suerte. Las derrotas militares se suceden una tras otra y comienza una desbandada republicana así como el intento de llegar a un acuerdo con los sublevados que evidentemente no aceptan.
A partir de ese momento y a pesar de que incita al pueblo a continuar la guerra, Negrín se dedica a preparar su exilio dorado. Abre cuentas bancarias en el extranjero con fondos del Estado a nombre de sus amigos. Sirvan como ejemplo las siguientes, en pesetas del año 1939:
Francisco Méndez Aspe……………………… 480 millones
Julio López Masegosa………………………….193 “
Juan Negrín (hijo)……………………………….370 “
Juan Simeón Vidarte…………………………..100 “
Rafael Méndez Aspe..………………………….398 “
Igualmente mandó cargar todas las joyas y bienes de valor, incautados en los registros y saqueos de los domicilios particulares, edificios públicos e instituciones católicas, valorados en más de 300 millones de dólares, en el yate Vita para su traslado a México. Cuando el buque llegó a Veracruz fue apresado por el ejército y confiscadas sus mercancías debido a una gestión de Indalecio Prieto ante el gobierno mexicano. Negrín se justificó alegando que era para la ayuda a los refugiados españoles. Después de un largo proceso jurídico, el dinero se fue diluyendo y sirvió para financiar los gastos de los políticos exilados y de sus fantasmagóricas instituciones pero nunca llegó al pueblo necesitado.
Sirva como resumen de esta situación la Declaración del Consejo de Defensa Nacional cuando decidió tomar el poder en marzo de 1939. Creo que habla por sí sola de la realidad:
«Trabajadores españoles! ¡Pueblo antifascista! Ha llegado el momento en que es necesario proclamar a los cuatro vientos la verdad escueta de la situación en que nos encontramos. Como revolucionarios, como proletarios, como españoles y como antifascistas no podemos continuar por más tiempo aceptando pasivamente la improvisación, la carencia de orientaciones, la falta de organización y la absurda inactividad de que da muestras el Gobierno del doctor Negrín. Han pasado muchas semanas desde que se liquidó, con una deserción general, la guerra de Cataluña. Todas las promesas que se hicieron al pueblo en los más solemnes momentos fueron olvidadas; todos los deberes, desconocidos; todos los compromisos, deliberadamente pisoteados. En tanto que el pueblo en armas sacrificaba en el área sangrienta de las batallas unos cuantos millares de sus mejores hijos, los hombres que se habían constituido en cabezas visibles de la resistencia abandonaron sus puestos. No puede tolerarse que en tanto se exige al pueblo una resistencia organizada, se hagan los preparativos de una cómoda y lucrativa fuga. No puede permitirse que, en tanto que el pueblo lucha, combate y muere, unos cuantos privilegiados preparen su vida en el extranjero. El Gobierno de Negrín carece de toda base legal en la cual apoyar su mandato.»

Creo que esta breve semblanza de estos tres nefastos personajes para la 2ª Republica puede facilitar al lector un mejor conocimiento de una realidad que muchos historiadores han intentado ocultar o manipular, pues no consideran procedente reconocer que el régimen fracasó por el comportamiento irresponsable y sectario de sus máximos dirigentes.

Madrid, 10 de mayo de 2011