martes, 15 de noviembre de 2011

Lágrimas en la Sequía

Autor: Santos Gil

No es que tratemos de enmendar la plana al programa cinematográfico del escritor Juan Manuel de Prada, sino que se trata de una fotografía de un reciente mitin preelectoral del Sr. Rubalcaba y sus “jóvenes” compañeros socialistas para agradecer, entre lágrimas, a ETA y organizaciones afines, su comunicado sobre el cese de la actividad armada.
La sequía pluvial que hemos padecido desde la primavera es un símbolo de la sequía política, moral, cultural, intelectual y económica a que nos han llevado las “intuiciones” (¿verdad Srª. Salgado) de Rodríguez Zapatero, coreadas por casi todos los estamentos nacionales (ahora empiezan a surgir los “conversos”), salvo algún medio de comunicación y muy pocos con posturas claras.
Ante dicho anuncio de ETA, ninguna entidad política, incluyendo la Corona y la propia Iglesia vasca han deducido y proclamado que se trata de una simple operación de apoyo electoral a los amigos y afines que no altera la ruta marcada por un antiguo pacto, al que aluden alguna vez los periodistas, hecho a distintas bandas, de restablecer las autonomías republicanas sin descartar repercusiones independentistas. Solo reclaman las Asociaciones de víctimas y los repetidos medios de comunicación, pero estas entidades no son formalmente “políticas”.
En el caso vasco, la ideología racista, mezclada con una tradición religiosa, hizo que ya en la República se buscara el apoyo del Vaticano, engañando al nuncio en España, Monseñor Tedeschini y al propio secretario de Estado, Eugenio Pacelli.
El PNV había tenido relaciones directas con el Vaticano hasta el punto que a principios del año 1936 José Antonio Aguirre, entonces lendakari, buscó tener en Roma un representante directo. Por su parte los catalanes trataron que la Santa Sede permitiera cierta autonomía eclesiástica en su región.
En diciembre de 1936, el cardenal Gomá fue nombrado representante confidencial y oficioso ante la Santa Sede. La representación española estaba vacante desde el abandono del embajador Zulueta. Gomá negoció la publicación, el 1º de julio de 1937, de la carta colectiva del episcopado español llamada de la Cruzada. Pero dos obispos, Múgica, de Pamplona, y Vidal i Barraquer, de Tarragona, no firmaron esta carta colectiva, pues habían salido de España por motivos “particulares”. El primero no era de convicciones nacionalistas, pero había tenido algún enfrentamiento con ellos.
Dichas circunstancias influyeron en la politización del clero vasco, y su inclinación por la autonomía vasca que, con el tiempo, se ha vuelto contra la ideología cristiana relegada a favor del radical-nacionalismo. En general se ha convertido en protector de ETA, en conjunción con el PNV.
Por lo que se refiere al nacionalismo catalán vemos también una amplia protección por parte de la Iglesia a las instituciones “democráticas” nacionalistas, incluso antes de la llegada de la democracia.
Cuenta José Tarradellas en sus Memorias las gestiones realizadas para restablecer la Generalidad, fundamentalmente las llevadas a cabo por los diputados catalanes socialistas Joan Reventós, J.M. Triginer y E. Martín Toval, primero con el presidente Adolfo Suárez, con quien la entrevista fue “tensa, agria, poco cordial”. Al día siguiente, el 21 de junio de 1977, se entrevistan estos mismos diputados con el Rey quien “los animó a llevar a buen término la cuestión de la autonomía de Cataluña”. El relato de Tarradellas añade que, según Reventós, “el Rey comprendía perfectamente que la falta de solución de la cuestión catalana podía convertirse en un grave problema de desestabilización de la democracia” y que iniciar la negociación de la autonomía catalana “implicaba la solidaridad con todos los pueblos de España… y aportar una solución original al tema de la organización del Estado”.
Tarradellas se entrevistó en Francia con su homólogo vasco en el exilio, entrevista sobre la que el Correo Catalán del día 15 de julio de 1977 opinaba que no sería “un simple contacto formal, sino una reunión que intentará llevar adelante una acción conjunta entre las dos nacionalidades”, y hemos visto años después, ya en este siglo, que la “acción conjunta” abarca también a ETA, que ha servido de conducto para que regiones privilegiadas por el poder (como ocurrió con los aranceles), una vez más, contribuyan a la descapitalización, en todos los ordenes, de España.
Así no se puede embridar a las restantes autonomías y articular la necesaria política común que se está reclamando para Europa.
¿Qué nos espera? Más lágrimas, pero no de cocodrilo.

No hay comentarios: